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“La Princesa Metafísica” y la didáctica (¡horror!) entretenida

Cuatro años seguidos de clases de filosofía lo propuse como lectura, pero nunca me hicieron caso. Probablemente si lo hubieran leido no pensarían así. XP Para los profesores el contendido es demasiado “vago” y para los de clase tenía una gran carga didáctica. Me quedé con las ganas, obviamente. Al menos queda la esperanza de que, tras la selectividad, cuando empiece el semestre menos serio de todos, que es cuando se espera que demos clases no exactamente de jauja, sino, como diría mi profesor de lengua, “no tan densas conceptualmente”, entonces, alguien valore mi propuesta. ô.O

¿De qué trata “La Princesa Metafísica” y por qué el libro tiene un nombre tan raro? Es la historia de tres niños con nombres más raros aún si cabe (Platonicus-Kanticus, Max Karl y la Princesa Metafísica: ¿verdad que os recuerdan a algo?) con la misión de descubrir si la felicidad en exceso es realmente “buena”. Para ello entran en un país mágico, Philosophica, a través de un espejo con la frase “Sapere Aude!” grabada. Y después... No, mejor no cuento más, que estoy dejando la historia sin jugo, como una naranja de papel. XD Lo que si os diré es que aparecen referencias a grandes filósofos, por todas partes, ocultas (algunas sólo visibles en el original, en alemán; véase “Lippenmann”) o a la vista como en el caso de S. Freud. Así, Freud aparece como un hombre que vive en un oasis y ayuda a los visitantes a descifrar sus sueños y Nietsche como un dictador hitleriano, esgrimiendo su famosa frase “Dios ha muerto” como argumento para acuchillar la libertad; podemos salir también de dudas respecto al desenlace de la historia de la cueva de Glaucón: ¿qué ocurrirá con una persona puesta en libertad, tras meses sin ver nada más real que las sombras? Todo esto, sin seguir ningún orden ni otra pauta que no sea el camino indicado en un mapa y, sobretodo, nada de datos históricos ni descripciones-rollo, pero muchas ideas complejas bien explicadas que dan que pensar.

En definitiva, es un libro no sólo interesante, es un libro incluso divertido, si bien algo (pero no mucho, apenas) infantil, y un buen modo de iniciarse en la filosofía muy suvemente. Aprender sin darse cuenta (eso que tantos educadores buscan; el problema es que no buscan entretener enseñando, al contrario): ¡ojalá todos los libros o la tele aportasen tanto! Yo lo he leido tres veces, aunque ya hace años, y lo recomiendo, claro. Os llenará la cabeza de ideas raras y muy fantastibulosas. =D