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“Si algo puede salir mal,...”

Saldrá mal. La Ley de Murphy al completo se basa en esta frase enunciada por él mismo.


La Ley de Murphy es una de las corrientes científicas más conocidas. No se lo puede llamar ciencia, teniendo encuenta que se basa en axiomas, teorías aparentemente ciertas pero solo hipotéticas, no demostrables científicamente, aunque en mi opinión ni siquiera llega a eso, ya que es muy fácil demostrar que una de estas leyes es incorrecta. Conclusión: son ciertas. A veces. Aquí entra el juego de probabilidades, claro que, ¿quién quiere hacer mates?

Además de eso, estos axiomas forman parte de mis citas favoritas. Ha sido así desde que tenía una decena de añitos, desde que, cierto día, husmeando por una biblioteca en Basauri me encontré un curioso libro lleno de ilustraciones llamado “Las Leyes de Murphy”. En él estaban recogidas pocas más de cien, si mal no recuerdo. También fué gracias a ese libro que descubrí que en realidad, solo ocho de ellas son del propio Murphy; la mayoría pertenecen a otros reputados científicos, filólogos, u otras autoridades y tienen diferentes grados (algunas, por ejemplo, no son más que reflexiones negativas sin base real).

Aparte de la mencionada anteriormente, algunas de las más conocidas (de otros autores) son:

-Una tostada siempre cae por el lado de la mermelada. (esta tiene incluso base científica)
-Los objetos perdidos solo aparecen cuando no las buscas.
-Cuantas más funciones tiene un aparato, peor las desempeña.
-Nunca pienses que las cosas no pueden ir a peor. (para mí, la más cierta)
-Si llevas un paraguas no lloverá; si no llevas paraguas, lloverá.

En cierto modo se podría decir que estas frases le dan algo de sentido a nuestras desgracias. Muchos las han criticado por pesimistas, pero es innegable que son, hasta cierto punto, hilarantemente ciertas. Si ya sabemos lo que va a pasar, al menos no será una sorpresa. Seguro que alguno de los pares de ojos fijos en este texto ya se ha preguntado más de una vez que llevó a Murphy a pensar de este modo. Murphy trabajaba en la industria de la aeronáutica, comprobando sistemas de seguridad. De ahí se deduce el resto. Dudo que a nadie le interese, pero si cierro los ojos y trato de imaginar Murphy, veo un tipo mayor y bigotudo (una especie de Einstein sin el pelo alborotado) con gafas cuadradas y mirando con desaprobación a un “dummy” aprisionado dentro de una avioneta estrellada, mientras dice su famosa frase.

Eso es todo por hoy. Espero que volváis a por otra ración de inspiración bloguil. Hasta entonces.