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Y solo querían ayudarnos... :´(

Es lo primero que pienso cada vez que recuerdo el libro de The Host, libro que se ha ganado una inmerecida mala reputación solamente por haber sido escrito por la escritora de la saga más famosa de la década (cuyo nombre no me arriesgaré a mencionar, por que google se queda con todo), junto con Harry Potter y algunos tomos maestros caidos en desgracia.

“Se matan entre ellos, destruyen su propio planeta y a todas las especies que lo habitan, están decontrolados”, todos eso es cierto. A estas alturas no se puede negar. Cada vez son más las personas que piensan que somos lo peor que le ha pasado al planeta. ¿Es por eso que tratamos de ser mejores personas, concienciadas de la desigualda social en todo el mundo, haciendo todo lo posible para detener la contaminación? NO, no lo hacemos. Nos limitamos a quejarnos y somos conscientes de que lo hacemos, de que no lo solucionamos y de que las palabras no sirven, a menos que tengan una mágica carga de realidad.

“Algún día tengo que hacer que todos los que me rodean lo entiendan, nadie se da cuenta”. ¿Cuántas veces lo habéis pensado? La mayoría tenemos claro que esto requiere una solución y es una pequeñísima minoría la que realmente contribuye a causas que merecen a pena, anteponiendo lo que se debe hacer, lo que viene a ser el “imperativo moral” (si no recordais que era, viajad con la mente al espacio temporal ubicado un par de años atrás... o adelante), a sus deseos, no ya necesidades. El resto nos conformamos con quejarnos. Me siento obligado a anunciar que estas palabras NO CONTRIBUIRÁN A MEJORAR EL MUNDO en lo más mínimo. Me apetecía decirlo, por que es probable que cuanto más mayor sea mayor sea también mi indiferencia.

Sin embargo, ¿cómo reaccionaríamos si unos extraterrestres se apoderasen de nuestras mentes y dominasen el planeta entero? A mí no me haría nada de gracia que solucionasen nuestros problemas, cosa que no somos capaces de hacer nosotros. No me gustaría pero al menos sabría que sirve para algo. Tampoco sería un gran consuelo, pero menos da una piedra.

Parafraseando ni más ni menos que al mismísimo Sade (que no fué el único que pensaba así), el hombre es un animal que solo se preocupa por sus propias necesidades. Más aún: “¿por qué debería privarme de algo que haga daño a otros si eso me produce placer?” Si a esa política le añadimos un cierto rigor “moral” (ojo: moral entre comillas, no moral sin más), que consiste más bien en esconder lo que no queremos ver bajo la alfombra, tenemos la ley de conducta según la cual nos regimos hoy en día.

Quién sabe si mañana mismo les ocurrirá a los blancos y gelatinosos extraterrestres, creados por Meyer, aterrizar aquí y acabar con el mayor peligro del planeta. Espero que no, lo contrario me harían sentir como un egoista, ya que no me dejaría atrapar y me resistiría todo lo que pudiera.